¿Recuerda usted las torres de pánico?, ándele, esas de color naranja que nos vendieron como extraordinarias porque afirmaron que con tan solo pulsar un botón los cuerpos policiacos o de auxilio rápidamente atenderían una emergencia en ese lugar o que al sonar la bocina la ciudadanía se ponía en alerta en el perímetro al estar pasando una situación de riesgo.  

En su tiempo, se dijo que tan solo en la capital tamaulipeca se instalaron más de 43, alrededor de 900 en todo el Estado, que el costo superó los 100 millones de pesos, lo que nunca dijeron fue el nombre del ganón que “ganó la licitación”, pero desde el área de compras de Gobierno de esa misma administración se dijo que destacaba uno de apellido Singoret.  

Recodemos que las torres de pánico fueron presentadas como la octava maravilla, que servirían para poner a salvo a la población, cuando las adquirieron dijeron que tendrían una gran función, pero la verdad es que ni siquiera sirvieron como decoración.  

Esas mismas torres se suponía que en toda la ciudad brindarían internet gratuito pues bastaba solo estar cerca de las dichosas torres naranjas para tener wifi, aunque al final ni para eso sirvieron.  

Si, esas torres que no sirvieron de nada, de acuerdo a lo dicho por las mismas autoridades, tuvieron un costo superior a los 10 millones de pesos, gasto inútil como inútiles resultaron las dichosas torres.  

Pues esas torres se envejecieron sin sentido ni motivo, no sirvieron más que para obstaculizar banquetas o que los limpiavidrios o vendedores que están cerca de ellas cuelguen sus pertenencias y enriquecer a dos amigos del exgobernador EGIDIO TORRE CANTU.  

Ahora, por inservibles, las dichosas torres naranjas, o de pánico, serán retiradas, como chatarra se irán a la basura como a la basura se fue el dinero que se invirtió en ellas.  

Anunció el director de Desarrollo Económico del municipio que más de 25 torres de pánico serán retiradas de diferentes puntos de la ciudad en la capital tamaulipeca.  

De ser así, seria hasta aplaudible que se retiren y dejen de dar mal aspecto y que esas torres sirvan solo para poner en riesgo a muchachos inocentes, pues muchas veces se han visto jovenes escalarlas y balancearse como si estuvieran en un acto circense.  

Si funciono el dichoso internet o no, no lo sabemos, pero igual si solo sirven para eso fue mucho gasto para tan poco beneficio, y no es que no se quiera que se tenga internet gratuito cerca de las torres, pero la realidad es que ningún joven se va a poner hacer investigaciones para sus tareas bajo una de ellas.  

Menos cuando las bibliotecas, escuelas y restaurantes, aunque sean pequeños, cuentan con wifi, así es que los millones que se invirtieron en las dichosas torres naranjas fue prácticamente dinero tirado, pues hoy día ni siquiera sirven para presionar el número de emergencia pues en ellas aún aparece el anterior al 911.  

En fin, la situación es que las dichosas torres de pánico naranjas, esas a las que nadie pone atención, que no se sabe ni recuerda si alguna vez tuvieron buena función y envejecieron sin oficio ni beneficio, serán retiradas.  

Prevén las autoridades implementar otro esquema para la seguridad, ojalá no sea tan costoso e igual de inservible que las dichosas torres de pánico.  

Hoy día quien las llega a ver por accidente solo recuerda que son parte de un renglón de corrupción, que solo sirven para dar mala imagen, obstaculizar la visibilidad, de perchero o que sean utilizadas para que los jóvenes intrépidos las escalen por diversión sin ninguna protección, pero de lo que prometieron o dijeron serian de gran utilidad, la verdad es que esas torres de pánico nunca sirvieron para nada.  

Rosa Elena González

Es Licenciada en Relaciones Públicas. Ha colaborado con editoriales en El Mercurio.
Actualmente su columna Vida Diaria se publica en el Portal HOYTamaulipas y los periódicos La Verdad de Tamaulipas, Expreso, La Extra, La Voz de Tula, El Tiempo de Mante y Astronoticias, El Bravo de Matamoros y Canal 10